domingo, 28 de abril de 2019

La comunidad universitaria nacional debe conocer lo que sucede en la Facultad de Derecho (UBA)

Es necesario que la comunidad  universitaria nacional conozca lo que está pasando en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires con los profesores que no comulgan o se subordinan al régimen que actualmente gobierna y que responde a la actual coalición que dirige los destinos del país.

En mi caso son trece años de persecución política e ideológica verificada por dictámenes del INADI y del Instituto contra la Discriminación de la Defensoría del Pueblo de la CABA y una causa penal en trámite ante la justicia penal federal.

El último capítulo se relaciona con un concurso para dos cargos de profesor titular de derecho constitucional que viene con una especial carga puesto que uno de los jurados ("académico" de ciencias jurídicas y morales) se "olvidó" de manifestar que su esposa trabajaba bajo la dependencia de una de las concursantes que fue propuesta por él.

Ante mi impugnación del concurso, el Consejo Directivo que el régimen maneja no logró los 9 votos que exige el reglamento dictado por el régimen para aprobar el concurso y lo elevó al Consejo Superior para que este resolviera tal como lo expresa la normativa vigente.

Como en el Consejo Superior no tienen la mayoría necesaria, inventaron mediante un artilugio por el cual sostienen que no está clara la votación realizada y pretenden hacer una nueva votación a pesar que la Dirección de Concursos de la Facultad y el Vicedecano oportunamente verificaron que se no reunieron los 9 votos.

Otra situación escandalosa es lo que sucede con la Doctora Miriam Ivanega quien a pesar de haber obtenido por dos jurados distintos en un mismo concurso la proposición para ser titular de cátedra de derecho administrativo pretenden designar a un amigo del régimen que perdió las dos veces con fundamentos insólitos basados en la antigüedad docente.

Los casos vistos separadamente se encuadran en un claro supuesto de abuso de poder e incumplimiento de los deberes de funcionario público, pero analizados de forma conjunta, podrían subsumirse sin dificultad en el tipo penal de asociación ilícita.

Más grave aún es que quienes gobiernan la Facultad de Derecho no son aquellos que ficcionalmente ocupan los cargos de conducción, sino un poder político oculto integrado por personas que no tienen ninguna clase de antecedentes académicos y que son los que deciden darles todo a los amigos y nada a los disidentes.

Está situación es por todes conocida pero muchos afamad@s  profesor@s con una activa vida pública defendiendo la transparencia y la no discriminación guardan un cómplice e inentendible silencio a cambio de insignificantes prebendas. Aceptan como si fuera un dogma de fe revelado el mandamiento que el régimen impuso: "Gil Domínguez jamás será Titular de Cátedra".  

Espero que este escenario oculto trascienda las cuatro paredes de la Facultad de Derecho para que todes sepan lo que pasa con los concursos docentes  y el régimen no se pueda seguir escudando perversamente en la autonomía universitaria.

¡Pobre universidad pública y educación pública pasamos de Deodoro Roca a Juan Pablo Mas Vélez! La decadencia institucional se percibe infinita e inmutable.