Los proyectos anunciados por
La reglamentación de las medidas cautelares
(especialmente aquellas que se dictan contra el Estado), siempre persigue una
limitación irrazonable del derecho a la tutela judicial efectiva, en cuanto
posibilitan que la noventista teoría de los hechos consumados, transforme una sentencia reparadora
de una violación estatal en
una mera declaración formal sin ninguna fuerza normativa.
La positiva intención de transparentar las
declaraciones juradas, no puede hacernos olvidar, que el derecho fundamental y
humano de acceso a la información pública sigue siendo obstruido por el
Gobierno sumiendo la gestión estatal en un manto de oscurantismo medieval que
impide controlar con indicadores objetivos el cumplimiento de sus obligaciones
constitucionales. Si entendemos a la democracia como un procedimiento
deliberativo basado en la argumentación racional, el acceso a la información,
el considerar al otro un sujeto capaz de conmover una posición originaria y no
como un producto basado exclusivamente en el voto y la prepotencia de las
mayorías, antes de preocuparse de la democratización de la justicia, el
Gobierno tendría que ocuparse de la democratización del Poder Ejecutivo y del
Poder Legislativo.Quizás lo mas
paradojal de las propuestas para democratizar la justicia, es que lejos están de cumplir con los
legítimos requerimientos, que
en estos días, un nutrido grupo de jueces, fiscales, defensores y académicos
plantearon con el fin de hacerla más legítima. Otro ejemplo de cómo los significantes
vacíos cuando se significan denotan la realidad oculta de su sentido: el ir por todos y por todas sin
límite alguno.
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